Mafioso Acusado en Asesinato de Policia Determinado No Culpable

Por Selim Algar, New York Post 26 de noviembre de 2013

Un antiguo jefe mafioso que los fiscales federales dijeron que había ordenado el asesinato en 1997 de un oficial del Departamento de Policía de Nueva York que se casó con su ex esposa fue declarado no culpable por un jurado de Brooklyn.

Los jurados tardaron solamente 4 ½ horas en sus deliberaciones hasta determinar que el ex-abogado de Colombo, Joel “Joe Waverly” Cacace, no era culpable de haber ordenado el asesinato horripilante del oficial de la policía Ralph Dols en Brooklyn. El mafioso, de cara inexpresiva, que ahora tiene 72 años de edad, lucía ligeramente complacido con el veredicto y se volvió hacia el equipo de la defensa para darles afables abrazos y besos, mientras los taciturnos fiscales del ministerio público miraban en silencio.

Los jurados rechazaron el testimonio de dos de los asesinos de Dols. Ellos dijeron que el capitán de Colombo, Thomas “Tommy Shots” Gioeli, les dijo que Cacace quería ver muerto al policía. “Cuando uno no tiene ningún medio de prueba, el jurado se da cuenta” – dijo la jubilosa abogada de Cacace.

La abogada defensora pintó a los testigos como asesinos despiadados cuyo testimonio no valía para nada. Ella repetidamente se refirió a ellos como “maniáticos”, “animales”, y “subhumanos”, argumentando que los asesinos sencillamente estaban tratando de suavizar sus propias condenas cercanas abatiendo a un enorme mafioso a favor del gobierno.

Cuando se le preguntó si su cliente de la vieja guardia le había dicho algo después del veredicto, la abogada — después de una pausa, dijo: “Él no habla mucho”.

Comentario: No hay ninguna sorpresa aquí. Pero antes de que vaya a pensar que el acusado ganó porque los testigos eran tan despreciables y no tenían corroboración (a pesar de que eso debe hacer una diferencia), considere que la abogada defensora de Cacace, Susan Kellman, cree que se debió a la falta de sustento de la propia historia de los delatores. El Profesor Dan Richman de la Universidad de Columbia, que es un ex-fiscal del propio Distrito Sur de Nueva York (SDNY) se expresó al respecto de este modo:

Creo que la suposición básica de los buenos fiscales es que resulta muy riesgoso usar a un tipo realmente malo– aunque sea creíble—en contra de alguien que no es tan malo o igualmente malo. De modo que uno trata de pasársela sin él, a menos que su narración sea crítica, lo cual probablemente significa que se ha corroborado completamente. Pero se puede mitigar el riesgo logrando que el jurado se dé cuenta que el colaborador ha sido capturado y se ha tratado su situación mientras que todavía eso no se ha hecho con el acusado. Por eso el SDNY está siempre ansioso de que los colaboradores se declaren culpables de todo y se expongan a condenas masivas. Y creo que el argumento de la defensa de que “él es tan malo como yo o peor” nunca haya ido muy lejos cuando el colaborador ha sido acusado. El argumento solamente funciona si el otro tipo ha sido tratado de manera tal que se reduce a un mínimo su culpabilidad.

La lección aquí es que sencillamente saber que los testigos que declararían en contra suya son malos no es suficiente para decidir que debe ir a juicio, a pesar de que en el caso de los dirigentes paramilitares hubo una consideración totalmente diferente. Hubo un componente político. El gobierno de los Estados Unidos nunca hubiera dado a conocer las declaraciones dadas por sus testigos de cargo cuando fueron interrogados, tal como se requiere que lo haga, si los paramilitares hubieran insistido en ir a juicio. El Tío Sam hubiera querido mantener para sí mismo esa información extremadamente sensible, y era en efecto sensible ya que estos tipos trataban con la estructura de poder en Colombia. El conocimiento es poder, así que el hacerlo público, lo único que haría es socavar el poder. Podría de-estabilizar el gobierno. Por esto nunca he entendido por qué los paramilitares lo aceptaron todo tan tranquilamente. Y es el motivo por el cual el gobierno le ofreció al único dirigente paramilitar que insistió en ir a juicio que se declarara culpable de un cargo viejo de lavado de dinero que databa de hacía diez años y que terminó teniendo una condena de “tiempo cumplido”. Fue definitivamente el movimiento correcto. Los agentes no estuvieron contentos, pero los agentes no tenían las mismas preocupaciones que sus jefes. El gobierno actuó del mejor modo para sus propios intereses.

Pero me desvío. Lo que ustedes deben entender es que el mensaje es tan importante o más importante que el mensajero. Sencillamente porque el delator fuera el tipo incorrecto, todavía podía estar entregando el mensaje correcto. No descuenten el mensaje aunque descuenten al mensajero.

Pero aunque usted nunca es mejor que su evidencia, tampoco es peor, así que no se venda demasiado barato. – David Zapp

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