Vaya dígaselo al (jurado.)

¿Hay alguien que todavía no está convencido de que un acusado no puede recibir un juicio justo en los Estados Unidos? La bebe de la acusada Casey Anthony fue encontrada después de haber padecido una muerte brutal, con cinta aislante sobre su cara, el hedor de su cadáver en el baúl del carro de su madre, su madre no habiéndola reportado como desaparecida por un mes y, para colmo de males, se la pasó de parranda. El jurado la absolvió.

¿Por qué? Porque el fiscal no pudo probar que la bebé fue asesinada.  El parrandeo de la madre fue reprochable pero no fue prueba de asesinato. Los miembros del jurado fueron instruidos que los fiscales tenían que probar que la criatura fue asesinada. Los miembros del jurado creyeron que los fiscales no lo hicieron y siguiendo las instrucciones de la Corte al pie de la letra, tal como los jurados generalmente lo hacen, absolvieron a Casey Anthony.

Ahora bien, antes de que todos se pongan en fila para ir a juicio, sepan esto: las pruebas no obtenidas no son pruebas poco confiables. Las pruebas no obtenidas son fatales. Las pruebas poco confiables son, bueno, poco confiables. Puede que crean o no en ellas, pero son pruebas. Así que antes de que usted se muera de susto de pensar en lo que el jurado va a hacer, piense en este caso. Irse a juicio no es tan malo como usted piensa. Usted debe saber que aun en un caso de drogas en el que usted haga que el gobierno pruebe que usted es culpable, como tiene derecho a hacerlo, usted es elegible para el desagravio de la “disposición de salvaguarda,” la cual remueve la sentencia mínima mandatoria de cinco o diez años dependiendo en su cargo. La elegibilidad para la “disposición de salvaguarda” puede venir en cualquier momento previo a la imposición de la sentencia y eso incluye después de la convicción. Si a usted le toca el juez adecuado, usted puede estar en buena forma aún si usted es convicto.

David Zapp

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