Entrega Voluntaria

Un lector colombiano me sugirio que escribiera una columna sobre el modo de entregarse a las autoridades de los Estados Unidos. Aunque este articulo trata específicamente de Colombia y los colombianos, es pertinente para todos los ciudadanos extranjeros que estan en peligro de ser arrestados y traidos a los Estados Unidos por extradicion. El remedio es Entrega Voluntaria.

Si un colombiano es arrestado en Colombia para su extradición, le llevan a la prisión de Combita donde espera más de un año, a veces dos, para la extradición inevitable. En Combita vive una vida terrible: se da duchas frías, come una comida pésima, tiene miedo de enfermarse debido a la carencia de ayuda médica, y cuando los familiares vienen a visitarle los someten a registros humillantes con perros pastores alemanes husmeando sus intimidades.

Un individuo que es arrestado en los Estados Unidos, por otro lado, va a una cárcel americana. En términos generales, las cárceles americanas son mucho mejores que las prisiones en el extranjero. En los Estados Unidos, los prisioneros pueden darse duchas tibias, tienen comida suficiente y un cuidado médico adecuado. Las cárceles federales son como hoteles de cinco estrellas cuando se comparan con las cárceles extranjeras. De modo que es siempre ventajoso entregarse a las autoridades de los Estados Unidos, bien sea que usted tenga la intención de colaborar o no.

Si usted encara su extradición a los Estados Unidos, no se entregue a las autoridades de los Estados Unidos en Bogotá. Debido a su petición de extradición, los Estados Unidos ya les han pedido a las autoridades colombianas su ayuda para aprehenderle, y posiblemente vacilen y no quieran interferir con las autoridades colombianas que ya activamente le están buscando. Los Estados Unidos no van a querer parecer como que estén tratando de ayudarle a evadir las mismas autoridades a quienes acaba de pedirle ayuda. Creo, personalmente, que los Estados Unidos no tienen nada que temer, pero uno no pelea con el poder, sino que trabaja para darle la vuelta a esa percepción. Lo mejor es irse a otro país.

Un antiguo cliente mío era buscado por las autoridades de los Estados Unidos. Como son las cosas de la suerte, él se encontraba en Colombia visitando a su familia cuando los agentes federales fueron a arrestarle en su casa en Connecticut. Él era un ciudadano americano naturalizado y como dueño de propiedades podría depositar fianza si era arrestado en los Estados Unidos. Sin embargo, si lo agarraban en Colombia le colocarían en reclusión allá durante un año o más, que es lo que de costumbre tarda el proceso de extradición, sin poder tener fianza alguna. Él se comunicó con mi bufete y le dije que fuera a Panamá y que yo iría allá para reunirme con él. Estoy familiarizado con Panamá porque viví allí.

Antes de salir, me comuniqué con el fiscal de los Estados Unidos para ver si podíamos hacer un trato con respecto a la entrega de mi cliente y la fianza. El fiscal estuvo de acuerdo con mi propuesta de fianza, la cual incluía que se depositaran las propiedades de mi cliente para garantizar la fianza. Entretanto, mi cliente procedió a viajar a Panamá.

Entonces me comuniqué con la DEA en Panamá y mi cliente y yo juntos nos reunimos con el agente residente que tomó la información personal de mi cliente y su fotografía. Todo esto se hizo al lado de la piscina durante un almuerzo tranquilo en un hotel en Panamá. El acusado y yo le mostramos al agente nuestros boletos de avión y él hizo arreglos para reunirse con nosotros al día siguiente en el aeropuerto Tocumen en Panamá. Mi cliente no fue arrestado ni puesto bajo custodia.

Llegamos al aeropuerto, nos reunimos con el agente, fuimos al avión, nos despedimos del agente y subimos las escaleras hasta nuestros asientos. Una vez en el avión vimos una película, comimos, y cinco horas más tarde aterrizamos en el aeropuerto Kennedy en la Ciudad de Nueva York. (Consideré que era mejor que él llegara a Nueva York en un vuelo que arribaba tarde para que no tuviera que esperar mucho tiempo encerrado antes de ir ante el tribunal, y en definitiva resultó que ni siquiera tuvo que ir a una celda). Bebimos una última copa de champagne y salimos del avión.

Los agentes federales se reunieron con nosotros en el pasillo a la salida del avión. Como yo había estado en contacto con las autoridades del gobierno durante semanas antes de la entrega en sí, lo tenía todo coordinado de antemano. Mi cliente fue llevado a un lugar especial para ser procesado y nosotros nos marchamos del aeropuerto en la furgoneta del gobierno. Los agentes, con mi cliente a la zaga, viajaron hasta las oficinas de los agentes para esperar que el tribunal abriera. Allí mi cliente fue colocado en una de las oficinas después de recibir algo de comer y beber.

Esa mañana fue llevado ante un Juez Federal de Instrucción y se le fijó la fianza. Debido a que ya había hablado de la fianza con el fiscal antes de reunirme con mi cliente en Panamá, mi cliente fue puesto en libertad ese día. Así fue de sencillo. Aunque la ley es que la cuestión de la fianza tiene que ser decidida por el juez de instrucción, si todas las partes están de acuerdo, el juez de instrucción por lo general acepta la recomendación del gobierno. La familia de mi cliente estaba allí con ropa para él recién traída de la casa, y esa noche pudo dormir en su propia cama. Todo esto se hizo sin ningún convenio de colaboración. Fue solamente siguiendo el camino de la entrega voluntaria.

Pero, ¿qué sucede si un individuo desea entregarse y no es ciudadano americano ni residente y no puede entrar en los Estados Unidos? Esta persona todavía puede entregarse y debe hacerlo. Recuerde que usted quiere evitar un año o más de encarcelamiento en una cárcel colombiana. Puede que se requiera una corta estancia en una cárcel extranjera, o puede que no. Podría obtenerse un permiso especial que le permita a un prófugo viajar a los Estados Unidos, pero todo esto tiene que ser resuelto antes de que se entregue.

Una entrega voluntaria debe causarle una buena impresión al juez cuando tenga que decidir sobre una fianza o determinar la pena, y es mejor que vivir como un prófugo. No todo el mundo puede vivir perseguido. Una vez que esté en los Estados Unidos, su causa avanzará hacia su resolución, sin tener que esperar unos 18 meses en Colombia en espera de la extradición.

La pregunta que oigo con más frecuencia con respecto a entregarse es si uno puede confiar en el gobierno de los Estados Unidos. En el caso anterior, mi cliente estaba preocupado de que le arrestaran en Panamá, pero eso no sucedió. El gobierno de los Estados Unidos dio su palabra de que no le arrestarían y cumplieron con su palabra. En mi experiencia, los agentes y los fiscales de los Estados Unidos cumplen sus convenios. Si un agente o un fiscal dice que va a hacer algo, así lo hará.

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