Lo que eso demuestra. . .

“Lo que eso demuestra. . .” es una nueva columna que se publicara de vez en cuando para ilustrar verdades universales que surgen de causas particulares.

Hace años, en una causa penal complicada, un acusado fue arrestado por robo de identidad y piratería informática. En aquel momento, los agentes federales no estaban familiarizados con los delitos relacionados con computadoras y tenían una gran necesidad de ayuda. El acusado, por supuesto, tenía mucho conocimiento de la materia y acordó colaborar. Con regularidad, el gobierno le suministraba al acusado lo último en tecnología informática y él hizo un trabajo admirable, enseñándoles a los agentes los sistemas y técnicas de los cuales ellos anteriormente no estaban conscientes.

El tiempo pasó, y, estando la causa señalada para ser desestimada completamente, el acusado fue arrestado de nuevo y acusado otra vez de piratería informática. Después de su arresto, el acusado fue encarcelado. Pero, luego de transcurridas unas cuantas semanas solamente, fue puesto en libertad. ¿Por qué? No fue porque los agentes fueran tipos amables, y ciertamente no fue por ningún tipo de error del Departamento de Prisiones. El acusado fue excarcelado porque el gobierno necesitaba su colaboración y de nuevo estaba dispuesto a negociar para obtenerla.

Las historias de acusados que son arrestados repetidas veces, pero se las arreglan para salir de la cárcel con rapidez, de hecho son ciertas. Eso sucede, pero solamente porque el gobierno necesita algo que el acusado tiene.

Lo que eso demuestra es que no importa lo que un acusado haga, no importa cuán indignante sea su conducta, si el acusado sabe algo que el gobierno tiene interés en aprender, negociará para conseguirlo. Pero si un acusado no tiene nada que ofrecer, el gobierno con su tono de superioridad moral declarará que, de acuerdo con las circunstancias, sus normas le prohíben al acusado colaborar, no importa cuáles puedan ser esas circunstancias. El gobierno puede darse el lujo de decir eso cuando un acusado no tiene nada que ofrecer. Pero si el acusado puede proporcionarle al gobierno una información valiosa, entonces rápidamente descartarán esas “normas” y llegarán a un trato. ¿Por qué? Porque el gobierno hace lo que sea mejor para ellos. Nunca lo olviden.

Las dos preguntas que un acusado tiene que hacer son: ¿Tengo yo algo que el gobierno quiere? y ¿Cuánto está el gobierno dispuesto a “pagar” por ello? Es tan indiferente como eso.

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