Una mirada crítica a la justicia criminal

El siguiente artículo también apareció recientemente en el diario The New York Times. Se trata de altas tasas de encarcelamiento y la necesidad de reforma de sentencias.

El sistema de justicia criminal de la nación necesita una revisión general. Esto es particularmente el caso con las políticas de encarcelamiento. Demasiada gente está siendo puesta tras las rejas que no necesita estar ahí, a un alto costo a los estados, y no se le presta la suficiente atención a la necesidad de ayudar a los presos liberados a entrar de nuevo a la sociedad.

El Comité Judiciario del Senado recientemente votó para crear una comisión “de cinta azul” (es decir, una comisión independiente y no-partidaria) para estudiar el sistema de justicia y ofrecer reformas. El patrocinador principal del proyecto fue Jim Webb, un demócrata de Virginia, quien representa una de las voces más sensatas en el senado sobre crimen y castigo.

Entre los asuntos que la comisión estudiaría es por qué Estados Unidos tiene la tasa más alta de encarcelamiento del mundo. Las prisiones están llenas con un gran número de delincuentes no-violentos, incluyendo aquellos que cometieron ofensas menores de drogas. En muchos casos, sería más humano, económico y efectivo proveer alternativas de tratamiento a la drogadicción y de salud mental.

La alta tasa de encarcelamiento ha sido muy preocupante como materia de justicia, pero con la recesión se ha convertido en una carga financiera enorme. Por necesidad fiscal, los estados han empezado a buscar alternativas al encarcelamiento. Este enfoque aleatorio está lejos de lo ideal. Sería mejor que expertos abordaran estos temas a nivel nacional de una manera más metódica.

La comisión también evaluaría las políticas de sentencia por crímenes de drogas, incluyendo su impacto en comunidades minoritarias, algo que debió haberse hecho hace mucho tiempo, así como el envolvimiento de pandillas basadas en el extranjero con el crimen en los Estados Unidos. Algunos de los temas propuestos cuentan con respaldo a lo largo del espectro político, incluyendo programas de reintegración para ayudar a los presos liberados empezar vidas dentro de la ley.

El proyecto tiene apoyo fuerte de grupos de derechos civiles y de orden público. El liderazgo del Senado necesita empujarlo a un voto, y la Cámara de Representantes necesita ponerse a trabajar en un proyecto de ley acompañante. Un consenso amplio ha emergido de que el sistema está quebrado.

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