El Ministro de Justicia renueva los propósitos de las condenas

Esta es la primera acción desde hace un largo tiempo en que la economía ha forzado un cambio en el sistema de justicia penal. Y habrá más.  El nuevo propósito anunciado por el ministro de justicia Holder no va a tener un impacto sobre la mayoría de los acusados debido a que ayudará solamente a aquellos que de otro modo no reúnen las condiciones para poder evitar que se les impongan las condenas mínimas obligatorias, bien sea porque no son elegibles para la consideración de la “válvula de escape” o debido a que no pueden ofrecer una colaboración de calidad.  Las personas en este grupo serán acusadas formalmente (por un gran jurado) o  se presentarán contra ellas nuevas acusaciones formales (si sus causas están pendientes ahora) en las que los cargos no tendrán condenas mínimas obligatorias en absoluto, siempre y cuando los fiscales crean que es apropiado hacerlo así. Los cargos por drogas sencillamente conllevarán una condena de 0 a 20 años. Aunque el cambio propuesto es pequeño,  representa un cambio significativo de actitud.

Esto nos hace recordar la declaración de Ramsey Clark, un ministro de justicia anterior que dijo que muy pocas personas necesitan ser condenadas a más de cinco años.  Shon Hopwood, un ladrón de bancos quien después de cumplir 12 años de encarcelamiento es ahora un asistente legal de un juez federal, le hizo eco a ese sentimiento: «Basado en mi experiencia, las condenas de más de cinco años hacen muy poco para ayudar a la sociedad o al prisionero. Las condenas más largas les roban la esperanza a los prisioneros—escribió él—desanimándolos de prepararse para una vida nueva y productiva». Hasta el juez de Hopwood estuvo de acuerdo: «He pensado durante un largo tiempo que una condena de 60 meses es aproximadamente la máxima que uno debería imponerle a un prisionero si solamente considerara la esperanza de que la pena tenga un impacto positivo sobre él». Y el ministro de justicia Holder dijo: «Demasiados americanos van a demasiadas prisiones durante un tiempo demasiado largo sin que haya verdaderamente un buen motivo de cumplimiento de la ley».

Unos días después del anuncio del ministro de justicia, la Comisión Federal de Sentencias despachó un comunicado de prensa indicando que también reconsideraría las penas mínimas obligatorias así como la tabla de cantidades de drogas, la cual ya ha sido objeto de mucha discusión en las prisiones. Se ha sugerido que se haga una rebaja de dos puntos a cada droga en la tabla, pero nunca antes del 2014. Habiéndose dicho esto, todo abogado defensor debe mencionárselo al juez en el momento del dictado de pena. Un abogado puede sencillamente llamar a la Comisión de Sentencias para averiguar los detalles. El número de teléfono está en el sitio web de la Comisión y la respuesta a la llamada la recibirá el siguiente día hábil.

La propuesta se presentará en enero de 2014. Las audiencias públicas se celebrarán en abril de 2014 y se tiene la esperanza que el cambio figure en las enmiendas que entrarán en vigor en noviembre de 2014. Sin embargo, creo que eso no impide que los abogados lo mencionen a los jueces, incluso a los extremistas que increíblemente siguen ateniéndose a las pautas. PERO ESTOS NUEVOS CAMBIOS NO TIENEN LUGAR TODAVÍA PARA LOS ACUSADOS QUE YA HAN SIDO SENTENCIADOS.

El único aspecto negativo de este nuevo pronunciamiento es pensar en todos aquellos acusados desafortunados que fueron sentenciados de acuerdo con el régimen anterior cuando las Pautas eran obligatorias y el narcotráfico todavía era alucinante y causaba una histeria masiva irracional. («¡Todos deben morir!», dijo un senador).  Las Pautas destruyeron la vidas de miles de inocentes (los familiares) y de culpables (los acusados). Y uno verá que ahora se encuentran  jueces y fiscales alegando que siempre pensaron que las condenas mínimas obligatorias y las Pautas eran demasiado duras. Y los abogados defensores también dirán que ellos cumplieron con su parte. Pero no vayamos tan rápido.  Cada uno de nosotros, sin que quedara lugar a malentendidos, debería haber dicho, en voz alta y claramente cada vez que uno de nuestros clientes iba a ser sacrificado, que estaba recibiendo demasiado tiempo y que eso era cruel.

Al fin y al cabo todo se reduce a una cuestión de dinero. Es una pena que el cambio se deba a eso, y que no haya venido porque las pautas y las condenas mínimas obligatorias fueran fracasos, pero sería demasiado admitir eso. Sería el equivalente de decir que lo que hicimos fue imponer una crueldad gratuita a nuestros semejantes.

Pero de seguro las cosas comienzan a verse mejor.

– David Zapp

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